jueves, 10 de abril de 2008

filantrocracia

Y de pronto un remolino de jajajás
y todo se vuelve tan liviano,
me río (aunque nunca dejé de reírme)
de las lágrimas y las solemnidades melodramáticas,
de los amares y soledades,
de la existencialísima oscurocracia que exopila en ademánes.

¡Atención amigos,
que ya no embarco litúrgias desérticas,
ni me recalcitro de nimiedades!
Nonono, que no claro que no no que.
¡es ésta, señoras, la edad de la corsomancia,
la danzalidad estridente,
la clarividencia magnética!

Supernovemos hasta la sandía!
que de esto se tratan m'hijo,
los temporales acrobaticos.
Y el que me venga con sarcofarmacos
que se fornifique en otra curtiembre,
que yo hablo desde la austeridad más inconcéntrica.

Pío, pío y repío en la pajarera,
que el que se acorbata la crema del cielo,
flor de mondiola estarále aguardando.
Pero a qué andar pitando argucias,
si hoy no hay revenque que no resople en jarana.

Y jarana más jarana menos,
incluso nos,
los danzarines del pasto infravioleta,
nos evasionamos,
devez en cuando,
en alguna perfumería
y respingamos
de una vez
y para siempre
la filantrocracia!
Salú!

1 comentario:

Anónimo dijo...
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